Te rodeé con mi cuerpo dándote el más sincero de los abrazos, besé tus carnosos labios sintiendo algo que jamás había sentido por alguien. ¿Es esto amor?
Nos desnudamos y nuestros cuerpos se empezaron a rozar suavemente, deseé que ese momento nunca terminase, me sentí tuya, únicamente tuya, de nadie más, sentí que nunca me ibas a fallar, que siempre estaríamos juntos y nada se interpondría entre nosotros.
Tras esa magnífica noche, en la que te di algo que nunca más se lo podría volver a dar a nadie, pasaban los meses y cada día te amaba más, comprendí que habíamos nacido para estar juntos.
Nos empezamos a pelear, yo sufro, sufro mucho, pero a ti parece que te da igual. Estamos enfadados una semana y nos reconciliamos amándonos como nunca, pero vuelve otra pelea, y vuelve el sufrimiento, porque amar, es sufrir.
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